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Los pases de Grado
Los Exámenes de Grado Dan
Necesidad de una visión distinta
El tema de los exámenes siempre ha sido un tema controvertido.
- ¿Cómo valorar adecuadamente a un candidato teniendo en cuenta los variados factores a considerar?
- ¿Cómo medir al candidato su madurez en el Aikido?
- ¿ Y su conocimiento técnico, sin dejar de lado otros factores como su edad, aptitudes innatas, perseverancia, interés, lugar que ocupa el Aikido en su vida?
- etc.
Las cosas que nos mueven a la práctica del Aikido y a iniciarnos y continuar el camino de este arte marcial tienen en todos nosotros puntos de coincidencia. Pero cada persona es un mundo diferente de motivaciones, diversas personalidades y caracteres.
La forma más sencilla sería limitar los pases de grado a un mero asunto de habilidades y conocimientos, como superar el carnet de conducir.
Pero esto, nos haría subestimar al Aikido como práctica de budo. La valoración del nivel de un aikidoka tiene poco que ver con la expedición de una licencia que te permite o de derecho a algo.
Tendríamos, que ser así, retirar el carnet (en este caso el grado dan) a quienes superen cierta edad y ya no sean capaces de realizar lo que ante hacían cuando se examinaron.
Definitivamente, los pases de grado son por lo tanto una difícil tarea.
Se supone que en Aikido, en última instancia, la destreza técnica debería estar supeditada a la preparación psíquica y moral, y todo esto, con el paso del tiempo y la maduración, situarían al Aikidoka finalmente en un nivel elevado de destreza y espiritualidad.
El «espíritu» de los grados
Quiero hablar tras esta introducción sobre el «espíritu» de los grados. De cómo, deberíamos tomarnos nuestro progreso individual como aikidokas, y de ese indicador de nuestro nivel, que serían los grados y los exámenes que a través de los cuales los alcanzamos.
Creo que esto es algo de suma importancia, Cuando paramos nuestra atención sobre los test o exámenes de aikido, el primer y principal obstáculo que encontramos, como no podía ser de otro modo tratándose de temas humanos, es el ego.
Esto no es un tratado filosófico o espiritual para aikidokas, así que no me extenderé, pero en mi opinión, deberíamos cambiar radicalmente nuestra visión sobre el tema de los pases de grado.
Sólo pretendo dar unos consejos sencillos. una nueva mirada. Lo hago desde la experiencia, estos consejos, espero que les sirva, y entre los miembros de TAS, quienes consideren que les pueden servir, y tengan a bien meditar sobre ellos.
Pero advierto de entrada, que solo servirán a los aikidokas sinceros. No digo más……
En mi opinión, la manera adecuada de tomar los pases de grado, es pensar en ellos, como un test que nos va a indicar el nivel en el que estamos.
Dicho con una metáfora, imaginemos que nuestro camino en el Budo es como la navegación en un barco. Un barco que se llama Aikido, un barco, en el que nos hemos enrolado para llegar a un puerto.
En realidad ese supuesto puerto no existe, pero es necesario que lo imaginemos porque eso nos animará a navegar, que es de lo que se trata, porque esa navegación, si es sincera, nos transformará. El puerto es un aliciente.
Los marineros utilizaban un aparato muy importante en sus viajes, el sextante. Este les permitía situarse.
Tendríamos que tomarnos los exámenes como el sextante que utilizamos para saber en qué punto del mar nos encontramos.
Qué sería de nosotros, si el sextante que tenemos sirviese sólo para colgarlo en la pared, admirar lo bello que es, y sentirnos orgullosos al enseñarlo a la gente.
Si el instrumento que nos indica en qué posición del mar se encuentra nuestro barco está roto, si no funciona, nos perderemos irremisiblemente, y no podríamos encaminar nuestra nave hacia ningún sitio.
He tenido ocasión de ver a gente cabreada por haber fallado un examen. Pero no consigo mismos, sino con el panel examinador.
El sextante del barco del Aikido les indicaba que estaban en un sitio que no era el que ellos imaginaban que estaban. He visto incluso tribunales que se doblegaban ante estos cabreos y les daban «otra oportunidad» al día siguiente… que les decían a los candidatos «sí, estas donde tú habías pensado que estabas»… pero era mentira.
Cuando esto ocurre la ruta se pierde.
Tomemos el examen, pues, como lo que debería ser. Un medio para situarnos en nuestro camino. Si sé donde estoy, sabré que tengo que hacer a continuación, que rutas tomar a partir de ese punto preciso en el que me encuentro.
Otra consideración que me parece importante sobre este asunto y que lo transformaría todo. No todos recorren la misma ruta. No todos se toman de la misma forma su navegación. El barco del Aikido es muy adaptable.
Y os digo la verdad, me parece bien que sea así.
Hay navegantes que pretenden llegar de forma sincera al otro lado de la tierra. Y está bien. Dedican enormes esfuerzos, sinsabores y trabajos en la navegación. Otros quieren, con todo derecho, tener un bote y disfrutar de ese mar que les fascina, del sol y de
la brisa cuando salen los domingos a pocas millas del puerto. Y no está mal. Aunque los puristas puedan decir lo contrario.
Cada uno tiene su idiosincrasia y su objetivos. Cada uno sus prioridades.
Pero teniendo en cuenta estas diferencias lo que no debemos pretender es que cuando utilicemos el sextante este nos indique que todos estamos en el Cabo de Hornos.
Algunos aikidokas deberían aceptar que su barco se encuentra donde está, y que eso está bién, y que tener, por ejemplo, un primer o segundo dan es estupendo y se adecua a como enfocaron sus salidas al inmenso océano del Aikido.
Juan Carlos Aguilar – 6º Dan J.A.A – Shihandai J.A.A